Que no se apague el silencio,
Y el crujir de las rimas de los arboles
Los pajarillos silbando inconexas melodías
El viento limando el ojo de la cerradura
La chapa dilatada de zinc
Una ciclomotora cincuenta
La bisagra de la ventana jodida
Y las aves en contrapunto
El perro tobillero,
mas chapas bamboleadas por el aire.
Con la tierra el pescador,
Tubos de gas noqueando el asfalto,
El aire veloz se acelera
y a su azar quedan
dispersos todos los sonidos.
Un sapo me pide que lo anote
Desde un húmedo ladrillo,
Si pudiera clasificar el canto de las aves...
Quisiera ponerle nombres,
Pero no puedo.
Sigo. Busco.
Pido.
Que no se apague el silencio…
Luciérnago Sinluz