Primavera noche fresca.
Las mismas voces transpirando en una caminata que parece detenerse.
Haciendo a un lado las lagrimas, repasamos:
Las miserias fueron aprendidas del cada lado, dado.
La confianza ha sido descelebrada.
No quiero entrar a trabar diálogos de comprensiones que no se admiten.
Dejando de lado las lágrimas. Urge cambiar.
¿Tuve que matarte, para verte crecer?
Debemos vivir preparando la vida.
Tenemos dos corazones.
Cuatro cabezas.
Cuatrocientas dieciséis manos distintas. Como péndulos.
Fuerzas centrífugas que desparraman nuestros ácidos básicos.
Alejados, divididos, por paredes, por dolores por latidos.
dejando de lado las lágrimas,
repartidas, extenuadas, queriendo secar
el sudor de los ágiles púgiles en su loco amor,
dejando a un lado las lágrimas,
¿Cómo te olvido?
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