sábado, 18 de septiembre de 2010

El Nacho Pancho

Francisco es amigo mío... Lo conozco bastante a ese mosaico... Ah vos me decís del Pancho, si, si lo conozco, es uno ese, tené cuidado mira que dicen que es tremendo con las mujeres... Yo la verdad que no sabía que se llamaba Ignacio, siempre su mamá, que viene seguido acá al negocio, lo nombró siempre como Nacho, así que de ahí lo conozco, es buen tipo, tiene sus cosas.. Viste como son los comentarios acá en el pueblo... me dijeron que anda con la mujer de Obtuso... sisisisí me entere recién en el almacén... así que el tipo cuando el Obtuso se va, aparece...

Francisco Ignacio Mentecata nació en la localidad de Medios, situada a unas treinta y cinco leguas de la ciudad Capital.

El Nacho, como le dicen en el barrio, en la cancha, en los asados cuando hablan de su esposa, o el Pancho, también así lo conocen en su trabajo, cuyo desempeño a media marcha es tema seguido de sus compañeros, cuando él no está ¡Por supuesto!
En verdad poco se sabe de la vida del señor Mentecata sino todas especulaciones del pópulo. Y son asertos de verdad, porque lo “han visto”.

Hace años que vivo en Medios, y nunca me había pasado una cosa tal. Podes creer?
- hola! Me escuchas o no me escuchas boludo!!!??? Te decía que no puedo creer lo que paso la otra noche... si pelotudo, cuando comimos el asado...

Nacho Pancho aquella noche creyó seria como la de todos fines de semana. Despidió a su esposa, resignada, tal vez hipócritamente, quizá anhelando su marido parta cuanto antes, para encontrarse con un amante de años... tomó sus elementos para el asado, vasito acero, repasador y un par de cubiertos...

Muy rica estuvo la cena, y para continuar con las deleitaciones de weekend decidieron abrirse paso hacia el firulo, quilombo,Whiskeria... ¡las luces! 


Poco le importaban a Nacho, o a Pancho, las vidas de las mujeres del lugar, todas odiseas de vecinos países, violaciones, excesos, necesidades, total, él era un miedoso (esto es, “habitante de la ciudad del medios”) que trabaja, que tiene que hacer la suya, si todas las que ahí están les encanta...

Si, después que comimos el asado fuimos al “Tío Papitío”, le deje unos mangos al buche, que me jodía, y a aquella también para que se ablande... La cuestión es que nos fuimos, ya medio puestongos, no sabes como estaba el Poto, parecía un accidentado sin muletas... (del otro lado: - JAAJAJAJAJA!!! (Por dentro: que pelotudez!!))...

Y estuvimos ahí, me habré tomado como quince ferné. Tan más caro che ahora. No sabes cómo me puse, otra quel Poto. Ya me puse bailarín...
A mi ese tal Nacho me cae mal. Es un pancho el gil. Se cree el langa ese salame. Es más careta que la bosta. Cuando se escabia se re pone, encima se pone cargoso, deci que yo no lo encuentro en la calle, bah auque si quisiera cruzarmelo me voy al papitio...

Las veces que caímos con vos Panchito, hasta las tapas... nooo yo no gasto plata en esas minas, me dice el Beto, juajuajua!! Es un boludo, le están haciendo mal los libros a ese. O no Panchito? El otro día me decía que nosotros somos unos consumistas, hipócritas y que se yo, unos desalmados, y que se yo que mas, que ganas de mandarlo a la mierda...

Y no quiero entrar en mas detalles, no quiero soportarlo mas a usted Ignacio, siento que no puedo ayudarlo ya, entiendo su historia, ya se que usted gana bien, que trabaja, que tiene su familia, su autito, no quiere molestar a nadie...

- pero no sabes mira, nunca mas chupo tanto así, bailando con las locas, meta joda me dieron ganas de pasar, y me llevo a una flaca alta, una morocha, infernal, unos pechos... voy a la pieza... me desvisto, despacito, porque imaginate cómo estaba, pero pal trote igual andaba... y esto no le digas nadie Lucho...
La loca se me desviste.
Yo re puesto. Hasta las manos.
Se me paso boludo, todavía no puedo creer que me haya pasado a mi... no contes nada Lucho te digo... tenia...

- ¡¿Como?! ¡habla más fuerte!! ¿EHH Nacho?? Pancho estas ahí??

Y el Nacho tardo en contestar, le dolían las palabras que de su boca iban a salir, eran trozos de masculinidad perdida, imagen familiar caída, horas de trabajo eternas por las cargadas de sus compañeros a sus espaldas, y él sintiéndolo como si fuera ellos. Vacilo, pero no aguanto, lo tenía que contar.

Del otro lado su amigo esperaba, expectante, excitado por un nuevo y firme titular.

Antes de escupir se acordó del Beto y no aguanto más:




- ¡!!ERA UN TRAVESTI, BOLUDO!!!



Manaco

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